Memorias de una runner aficionada

Ilustración Devin Crane
¡¡Sí¡¡. Lo voy a conseguir.
Segundo día que salgo a correr. Estoy monísima con toda mi equipación de la
sección runners de Decathlon. Vamos, que para trotar no me falta más que eso,
salir por piernas. Estoy de lo más animada y he buscado en la red consejos para
principiantes: “día 1, corres 1 minuto y caminas dos y repites esta secuencia
seis veces”.  El día 2, lo mismo, o eso
creo porque tengo tantas agujetas que no puedo dar ni un segundo de margen. Que
sepas que el minuto me ha parecido una hora y he caminado los dos minutos
siguientes con la lengua fuera, mientras a mi lado trotan corredores
experimentados que me miran con compasión o me saludan con un guiño de ojos al
estilo de “vamos tú puedes”, o eso quiero creer porque también se pueden estar
desternillando por dentro  mientras
piensan “otra cuarentona que se sube al carro del deporte de moda”. Entonces yo
trato de coger aire, que todavía no sé respirar, y hago un esfuerzo demoledor
para subir la cuesta y me digo que por qué no se me habrá ocurrido apuntarme a
zumba con lo que me gusta a mi bailar.

 

Dicen que si tu cuerpo tiene memoria
deportiva lo tienes más fácil que si te camelaste al profe de gimnasia en el
instituto. ¿Cómo iba a saber yo entonces lo de la memoria en deportes? Se me ha
olvidado hacerme con un accesorio para llevar el móvil y poder escuchar música
mientras corro porque creo que mis pensamientos al viento y yo somos un tándem
peligroso. A esos que me leéis y vais por la vida corriendo que lo sé, mi más
sincera petición de aliento. Es más, me lo he propuesto con tanto ímpetu que
voy a etiquetar este post como memorias de una runner aficionada. Os voy
contando. Me voy corriendo.

Quizás también te interese leer

Sin comentarios

Deja tu comentario