Si te levantas gris

Katie Rodgers ilustración

Hoy me he levantado gris. ¡¡ y no puedo permitirlo¡¡¡Lo tengo comprobado. Si te empeñas en tener un mal día, lo tienes. Y esta mañana estaba yo en esas de enfadarme con el mundo. Porque todavía no encuentro las cosas cuando las quiero y hasta que no desembale la última caja no estaré oficialmente mudada y porque tengo agujetas por todo el cuerpo y ahí que te malhumoras por cualquier cosa sin importancia. Y para compensar a mis hadas ante esta madre refunfuñona, me las llevo a la playa esta tarde. Y miro el agua jugando con el sol y me recuerdo lo afortunada que soy y descalza me paseo por la arena observando a mis sirenas chapotear cuando….

me clavo en la planta del pie nada más y nada menos que un clavo color naranja oxidado que sujetaba una pequeña maderita arrastrada por la marea y semioculta en la arena. Mi pequeña se asusta y yo reprimo el dolor que siento para que no le cunda el pánico y salimos empapadas con la tumbona, las toallas, las palas y la arena en los pies rumbo a la consulta del médico.

Y el celador muy amable intenta seguirme el rastro en su ordenador. Que todavía no estoy dada de alta, me dice y yo le contesto que lo hice la semana pasada. Estoy a punto de marearme solo de pensar en lo valiente que he sido al sacarme yo solita el clavo. No se preocupe, prosigue, todavía no se habrá cargado en el ordenador.

– ¿De dónde es usted?, pregunta.

– De Barcelona, respondo. El pie me duele a rabiar pero sonrío a mis pequeñas con cara de «estoy estupendamente, no os preocupéis»

– Pero aquí está registrada en Castilla La Mancha, continua. Mire, la apunto como residente vacacional, pase y ya veré como arreglamos esto.

La doctora de guardia, un primor, me dice que la herida no es profunda pero apunta mi nalga con una antitetánica y me manda a casa con un antibiótico que me va a dejar tumbada.

¡¡Y yo quiero salir a correr¡¡. Mañana me levanto con las gafas de color rosa, lo prometo, esto me pasa por quejarme de nada.