La Cena

Ilustración de Kim Ji – Hyuck
Las familias felices se parecen. Aunque no lo sepan. Cuando huele la cocina a café y tostadas por la mañana y aspiras el aroma a champú del pelo de tus hijos, cuando discutes por el absoluto control del mando de la tele y por a quién le tocaba sacar la basura esta vez. Se parecen en la paella de los domingos y en las conversaciones de sobremesa sobre el desastre de desgobierno que tenemos.Se parecen y son felices y no lo saben. Desde el porche trasero de casa, oigo a mi vecina decirle a su marido un «Tú mismo». Y me río, de veras que me río sola con mi taza de café en la mano,  porque pienso que el «tú mismo» lo decimos muchas mujeres felices dentro de familias felices. Y ahora que lo pienso, más le valdría a mi vecino y a todos los hombres que lo escuchan, quedarse quieto, no pestañear y contener el aliento o literalmente hacerse el muerto ¿ a que sí? A lo que voy,  todas las familias felices tienen contratiempos, situaciones, días  que resuelven con más o menos éxito. De eso va «La Cena» que he devorado literalmente. De una familia feliz que un día deja de serlo.
Un naufragio.
Cuando el Señor A. (mi nuevo bibliotecario) me recomendó este libro de Herman Koch, no rechisté. Del autor holandés había leído previamente «Casa de verano con piscina» y sabía que poco podía defraudarme y que, como mínimo, me iba a tener entretenida. Un dilema moral es lo que te plantea este libro que te remueve las entrañas.  La Cena habla del naufragio de una familia cualquiera porque todos tenemos en la nuestra algún momento a la deriva. Cada familia es en sí misma su propio país, su particular tribu que se rige por sus propias leyes, ni más ni menos. Excelente y recomendado.

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