Todo lo que no te conté

Necesito hacerme un regalo, una prórroga de su niñez. Un poquito más, antes de que su infancia salga definitivamente por la puerta. Me pasa con mi hija como con la lluvia, que me recuerda que no puedo detenerla. Y no deja de llover. Al final, de eso también me salva la lectura. Con cierto desasosiego termino Todo lo que no te conté (Celeste Ng, Alba editorial). La prensa se hacía eco de un Thriller: “Lydia está muerta. Pero esto aún no lo saben”. Esta novela es mucho más que eso. Una reflexión entre lo que eres y lo que percibe que eres el resto del mundo. Como si fuera tan fácil saberlo cuando del jersey te cuelga la etiqueta adolescente, que cuando te lo quitas, mamá no sabe si lavarlo del derecho o del revés, qué temperatura será la adecuada y si necesita o no centrifugado.

Llego a Todo lo que no te conté, después de Pequeños fuegos por todas partes. Hay títulos que encierran por sí solos toda una historia. Busqué, claro que busqué, la primera novela de Celeste Ng. Ha sido un descubrimiento. Tan limpia, tan fresca, tan conmovedora su escritura. Me he preguntado cuánto hay de la vida de la autora en su obra. La familia debería ser un remanso de paz, pero muchas veces es un auténtico escenario de batalla. El conflicto se agrava si la emigración te fuerza a adaptarte a un nuevo modelo cultural. Son los años setenta y esta es la historia de una familia multirracial, de origen asiático, en la localidad de Ohio. La historia de Lydia y de su madre, de cómo el amor duele dentro de la cocina de casa.

Celeste Ng nos narra magistralmente las heridas que se infligen los miembros de esta famila. La noche que precede a la muerte de Lydia es la escusa literaria de la autora para contarnos el carácter asfixiante de unas relaciones marcadas por la incomprensión, la posesividad, pero también la indiferencia. Brillante.

<<La familia es como un bosque: desde fuera parece impenetrable, pero desde dentro ves que cada árbol tiene su posición.>> Proverbio akán

Pic by Hamish Clark

 

 

 

 

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