De pronto veo las nubes

«Aquellos que no se entusiasman con nada se enfrían y comienzan a morirse. (..). Hay que empezar a desear de verdad. Coger la vida con las dos manos para que no se escape, si es que comprendéis lo que os quiero decir. Si no, todo está perdido». AMOS OZ, No digas noche.

He salido de paseo por mi ciudad. Así reconozco a este lugar que me acoge, A Coruña. Pronto llevaremos juntas cinco veranos. De vez en cuando me dejo la ciudadanía en el bolsillo y la paseo como una turista más. Llevo mi cámara conmigo. Es una Nikon D5200: la fotografío. No hay una sola vez que no llegue a casa sorprendida por una calle desconocida, por los colores en los que no había reparado. Deberías probarlo, turistear por tu ciudad, pasear por tu vida con las gafas de sol puestas: hay mucho y bueno en lo que no has reparado. Seguro.

En la fotografía, como en la literatura, siempre encuentro mi tabla de salvación. Me entusiasman. Necesito ambas disciplinas para sobrevivir… tan cerca como vivo del mar. Que conste que de las dos soy aprendiz. Escribo hoy para contarte que he leído EN EL MAR, de Toine Heijmans (Ed. Acantilado). Estaba en las novedades recomendadas por mi bibliotecaria, la señora C. A veces no paso del mostrador de la biblioteca. Ella me conoce, se apropia de mis horas de sueño, sabe que no voy a resistirme a algunas lecturas, me programa la noche. En el mar, es una novela corta, que no te pase desapercibida, porque es tan ingeniosa y perspicaz como conmovedora. Narra una travesía por el mar. Se inicia así: De pronto veo las nubes. Deben de haberse formado a mis espaldas. Pero es más que eso, es la inusual reflexión sobre la paternidad y la identidad masculina. Cuando apenas he ahuecado mi almohada ya he leído:

La supervivencia pasa por la rutina. Si la situación se tuerce, más vale saber dónde está cada cosa. De lo contrario, los pensamientos se agolpan sin orden ni concierto. Acabas pensando en todo a la vez. En las nubes, en el horno, el café, las botas, la bandera. En el cuaderno de bitácora, en los cabos de amarre y en tu hija, que duerme en el camarote. QUIEN DEJA DE PENSAR CON LUCIDEZ QUEDA A MERCED DEL MAR.

 

Pic by Silvia Salgado

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